LÁGRIMAS A MI!!!!

Como van las vacaciones para quien las tenga?

Por esta zona es un poco deprimente así que espero que a todos os valla mejor. Lo peor de todo son los veraneantes que ocupan todo el aparcamiento encima están por asesinarnos. Al llegar a los pueblos parece que olvidan lo que significan las señales y los semáforos.

Mi mente parece que funciona un poquito mejor. Solo un poquito, no me he vuelto inteligente de repente (lo que es una pena) Sigo avanzando y como hago siempre para amenizar la espera os traigo un relatito corto.

Me inspiré en la última escena de una película que vi. En el trailer que os pondré aparece la escena a partir del momento 2:03 son unos poquísimos segundos pero me pareció una imagen superpierna. Os pondré un poquitín de música ambiental, jejejeje.

¡!!!!!!AVISO; NO LEER SI NO SE DESEA LLORAR UN POQUITO!!!!!!!

Otra guerra ha terminado. La oscuridad invita a los supervivientes a esconderse entre lo que queda de los arruinados edificios y los coches oxidados.

Las madres abrazan a sus hijos rezándole a cualquier dios agradeciéndole haber protegido a su familia un día más.  

La noche se llena de gemidos y llantos por el recuento de los desaparecidos pero poco a poco se va silenciando. No tiene sentido llorar, mañana seguirá.

Por las calles un anciano recorre los pequeños refugios ofreciendo sus creaciones para ayudar a conciliar el sueño. Hoy en día más importante que el dinero es la sonrisa y la esperanza en los ojos de un niño.

Sus autómatas hechos con materiales que encuentra por el suelo mantienen caliente los corazones de los soldados que pronto partirán a una muerte segura. No pide nada a cambio, solo un poco de pan y agua si sobra.

Cuando la noche es oscura y las estrellas iluminan el cielo las bestias salvajes acechan y solo se escucha el ruido del rechinar de una rueda. El carrito lleno de sueños casi vacío le ayuda a mantenerse de pie mientras camina hacia su taller.

Las paredes de cemento llenas de grietas no pueden enfriar más su cuerpo. A la luz de una vela echa de aceite intenta arreglar una pequeña bailarina con una gran sonrisa que hará soñar a las niñas. La oscuridad es demasiada y sus ojos son viejos.

Dejando a un lado las pequeñas rudecitas se gira y toma su destartalada silla favorita colocándola en la mitad de la habitación.

El dolor en su pecho cada día aumenta y sus dedos a penas son capaces de sostener un destornillador. Su cuerpo no le responde y el sonido de las armas cada vez está más cerca. No hay esperanzas, no hay mañanas.

Tomando una bocanada de aire con fuerza y una lágrima fugitiva a través de su rostro busca el pequeño mando a sus pies. La soledad le rodea y le hace sentirse aún más torpe y roto. Si tan siquiera las personas fuesen autómatas que pudiese reparar quitaría la ruedecilla de la guerra y engrasaría con paz.

Una pequeña palanquita seguida de un gran cable suelta la cuerda de sus recuerdos. Del techo desciende una camisa y una falda vieja que lentamente comienza a girar. En su mente la música suena y aquella ropa lacia se llena con el cuerpo de su mujer amada.

Las mangas largas que danzan al aire le recuerdan sus brazos abiertos mientras la dulce chiquilla giraba en los campos de sus padres con la cara bañada por el sol. Luego era la mujer de brazos anchos que abría sus brazos para darle la bienvenida por haber sobrevivido un día más. La falda gira haciendo un vuelo recordándole lo mucho que le gustaba a su mujer jugar con eso y un resoplido escapa de sus labios.

Para cualquiera que entre delante de él solo verá una percha que hace danzar un conjunto de ropa, pero para él es el recuerdo de la mujer que tanto amaba que le dejó para irse a la paz eterna.

Cierra sus ojos cansados arrullándose por el sonido de la tela al moverse soñando con tiempos mejores cuando sus manos sostenían los mejores destornilladores y otra mano entregaba los tornillos.

La mañana llega y la siguiente guerra se despierta. Las ametralladoras y los gritos lejanos son tan conocidos que ya no asustan. Su cuerpo está cansado y mira la ropa inmóvil delante de él. Herido con el recuerdo de la mujer que se quedó inmóvil de la misma manera coge fuerzas y se dirige a la manivela para darle un poco de cuerda.

Cansado y derrotado vuelve a sentarse mientras la danza continua. Un sonido silbante ensordece su música. Su memoria cosquillea con alarma pero su cuerpo está relajado y cansado, delante de él se encuentra otra vez aquella mujer sonriéndole e invitándole a acompañarla. Sonríe y alza la mano para atraerla justo cuando suena el gran booom

La música ha dejado de sonar, el polvo inunda la habitación y el mecanismo del vestido ya no puede girar. Lo intenta, se resiste a detenerse, quiere bailar una vez más. El anciano autómata alza la mano una última vez. La sangre se escapa por sus oídos y sus ojos han quedado ciegos. Sabe que ha perdido la mitad de su cuerpo y no le queda más tiempo. Intenta alzar la mano, esta vez sí, es la hora de irse con ella pero antes de tocarla su mano cae al suelo como la pieza que no está bien atornillada.

El vestido sigue intentado girar y su manga inerte acaricia el rostro de su amado una última vez. Contemplando el cuerpo sin vida de aquel que le otorgó movimiento y vida se resiste una vez más. La maquinaría chirría y la cadena se cae, la manivela se ha roto y ya no habrá más cuerda sin embargo solo necesita una última vez.

La pieza se desengancha y comienza la última danza, la falda gira recordando las caderas de la mujer amada y los brazos se abren en recibimiento de una nueva alma.

Esta vez fue, solo el último baile.