AL HOSPITAL!!!!!!

Hola querid@s amig@s mios.

Acaba al fin el luto de Galicia y justamente iba a ponerme con una nueva entrada del blog cuando me llaman para ingresar en el hospital. Al parecer es muy normal que te llamen en medio de las vacaciones para que ingreses en un par de horas y que te operen al día siguiente. Mi operación es de lo más sencilla, es abrir limpiar y cerrar. Punto.

No se por que narices tengo que estar allí todo el día si en cuanto me despierte de la anestesia me han dicho que me mandan pa casa. Eso dicen, a saber que en nuestro hospital han hecho las cosas tan mal en cada operación que miedo tengo. Ni os diré de cuantas personas me he encontrado que han sido operadas y el medico a “olvidado” algo dentro del a persona… vamos a ver, ¿Cómo se te olvidan unas tijeras en el costado de una persona? Las gasas tiene un pase, puede pasar oye, pero unas tijeras…

Bien, tal como os digo se supone que saldré en un día o dos. Si todo va bien y no se olvidan nada, pero aún así no se que tipo de reposo tendré que guardar por que lo más difícil es la curación debido a la zona del corte. Así que no se cuanto tardaré a lo sumo una o dos semanas supongo. Os prometo que en cuanto pueda sentarme en la silla de forma decente delante del ordenador os avisaré.

A todo esto como recompensar por ser tan buenos conmigo y en disculpa por ser una escritora tan torpe XD os dejo el primer capítulo de la siguiente novela de la manada Hati. Espero que la disfrutéis y me echéis de menos. 

 Veré algo de esto allí?

 Manada Hati 3

cap 1

Raudel bostezó y se estiró en su cama. Cuidadosamente miró alrededor inspeccionando la habitación, era la más grande que había tenido en su vida. Cuando supo que aquello era real se atrevió ha hacerse con una cama tamaño king en la que podía estirarse y atravesarse como le diese la gana sin que nada de su cuerpo quedase fuera. Era una mierda encontrar sábanas y mantas pero la cama merecía su esfuerzo, aquella era la recompensa por su trabajo.

Nunca había sido un chico violento, pero su fuerza y su aura de líder le habían traído demasiados problemas de muy joven y él no deseaba la responsabilidad de una manada. A pesar de que siempre lo repetía, los alfas no le creían e incluso otros machos pensaban que intentaría robarles a sus parejas.

Había sido un milagro que años atrás encontrase su manada actual, cuando Darrick ya había sido nombrado próximo alfa pero aún no había subido al poder. El padre de este no había creído en él y había intentado apartarlo de en medio, pero su alfa creyó en él. Bajo el apoyo de Darrick y sus nuevos amigos, Alastair y Gared, que habrían llegado poco antes que él, poco a poco empezaron a formar su nueva manada.

El cambio fue difícil, el anterior alfa se negaba a dejar su puesto y los hermanos más jóvenes intentaban conseguirlo. Cuando al fin habían conseguido estructurar su nueva manada y se le presentó como el ejecutor se puso nervioso. No deseaba ser visto como alguien horrible, él solo deseaba una familia. Agradeció su predisposición a imponer a la gente lo que le facilitó muchísimo el trabajo. Aun así jamás olvidaría al primer hombre que mató  en nombre de la manada.

En cuanto Ryan hizo su aparición esperó silencioso a ver como cambiarían aquello las cosas, la fase de negación fue más dura pero más corta de lo que imaginó. Darrick era serio y severo, pero tenía dos amigos fieles que le aconsejaron bien. En cuanto el tigre puso su pata sobre el territorio se hizo la guerra.

Los insultos y las pullas volaban en torno al tigre que se mostraba silencioso y reacio. Él le había mirado con interés. Ryan era guapo, hasta él se había dado cuenta, y tenía un encanto parecido al de Gared que atraía a la gente. Sin embargo fue el primero en saber que detrás de esa fachada había algo más. Con Darrick intentado juntar la manada y parar las amenazas de su familia mientras intentaba convencerse a si mismo de que amaba a Ryan y aquello estaba bien, no se había percatado de lo que había llegado a sus manos.

Él día que la pelea se desató la manada se fracturó completamente, los que apoyaban a su antiguo alfa, los que apoyaban al nuevo y los que apoyaban a los tíos de este por promesas. Desgraciadamente Darrick había sido el que menos número de luchadores tenía, eso fue lo que pensaron todos antes de atacarles.

Nadie se imaginó que aquel tigre era más que un gato grande. Cuando él comenzó a luchar todos se quedaron intimidados, Ryan no solo era digno de ser la pareja del alfa, si no que en una pelea, probablemente sería más peligroso que él.

Raudel tuvo que encargarse de llamar su atención para que no matase a todos los lobos cuando empezó a no saber distinguir quien era amigo o enemigo. Fue cuando el tío de Darrick se lanzó sobre el despistado alfa preocupado por su pareja. Ryan golpeó al lobo apartándolo y defendiendo al alfa que enseguida se enfrentó solo a otros atacantes, sin embargo aquel lobo murió entre sus colmillos cuando olió que entre sus garras había veneno.

No sintió remordimiento ni pena por aquel hombre. Le felicitaron y agradecieron por saber identificar el veneno. Sin embargo a veces recordaba aquellos ojos, ciegos de poder y se juró que jamás se acercaría a alguien así, que nunca sería alguien así.

Gracias a dios pocos años después la manada volvió a completarse con los miembros antiguos y los nuevos que decidieron venir con la nueva política de Darrick. Luego vino Tomás y el mundo se volvió brillante.

La manada no había conocido mejor momento que cuando la pequeña pareja del alfa se instaló con ellos. Había traído un aire nuevo, una vida buena.

Raudel sonrió al recordar su encuentro, había escuchado de él y observado temiendo que fuese una mala influencia o perjudicase a su alfa y a su pareja felina. Tras aquella conversación en la cocina, sin embargo, descubrió que Tomás le gustaba. Prácticamente lo había adoptado desde entonces.

El chico había traído no solo cambios si no que también aportó cosas inimaginables. Nuevas razas que no conocían, nuevos seres con los que ser amigos, ayudó a la unión con otra manada y lo mejor de todo: las parejas.

Desde que él había llegado sus más allegados habían encontrado su pareja destinada en poco tiempo, pero no solo ellos. En la manada otras parejas aparecieron y otros cachorros nacieron. Puede que nadie más lo creyese, pero Tomás era una bendición andante. En ocasiones le miraba y pedía para sus adentros un poco de aquella suerte, no quería nada impresionante. Raudel solo quería dos cosas.

El teléfono comenzó a sonar y miró a los alrededores en busca del aparato. Tenía varios armarios y ordenadores en algunas mesas en las que se le entregaba la información y almacenaba las fichas de todos aquellos a los que debía vigilar.

Agarró el móvil y sonrió al ver el nombre de aquel que ocupaba sus pensamientos mientras escuchaba su voz cantarina al otro lado llena de alegría. Cuando escuchó la urgencia del viaje se preocupó pensando que algo estaría mal. Se puso en modo combate y rápidamente preguntó que ocurría mientras recogía una bolsa que tenía siempre preparada y se acercaba al ordenador para reservar un vuelo para esa misma noche. Jamás imaginó que la causa sería aquella.

-He encontrado a tu pareja destinada.- Su cerebro se desconectó unos segundos.

Miró la pantalla y esperó, pero al otro lado de la línea ya le habían colgado. Por un segundo dudó, Tomás jamás bromearía con eso, le había confesado su mayor deseo y no se imaginaba haciéndole uso para burlarse.

Miró la reserva echa e intentó volver a respirar. El gran ejecutor Raudel paralizado ante la idea de haber encontrado al fin su pareja destinada. Nadie fue lo suficientemente rápido para apartarse de su camino cuando salió corriendo hacia el aeropuerto.

Tenía trabajo pendiente y se suponía que dentro de dos días debía ir a un encuentro con otros ejecutores para actualizar su lista. Luego de eso buscaría a aquel que le habían indicado en nombre de otra manada y así ayudaría a establecer lazos entre las mismas.

Cumpliría con su cometido, él era un hombre de palabra pero solo esta vez, tal vez llegase un poco más tarde. Solo quería echar un vistazo, Tomás no podría seguirla para siempre y él necesitaba saber. Una vez supiese su nombre podría encontrarla allá donde fuera, además sentía la necesidad de cerciorarse.

Si realmente era su pareja, por fin cumpliría su sueño y la promesa a sus padres. Podría volver a su antigua casa a visitarles y al fin tendría su propia familia, una solo para él.

Sentado al fin en su asiento miró por la ventanilla distraído. Era de noche y probablemente llegaría de madrugada, durante el camino se había asegurado de que su pareja no pudiese irse antes de que él la encontrara. El bueno de Tomás les había obligado a seguirla hasta su puesto de trabajo.

Sonrió con la mano apoyada sobre el ventanuco ocultando su boca. Habían estado tan cerca y ni siquiera se había dado cuenta, de no haber sido por la afición rara de Tomás. Juró que le compraría las colecciones de dedición especial que él quisiera de por vida, se aseguraría de traérselas de sus viajes.

Empezó a preguntarse como sería ella, alta o baja, delgada o rellenita, pelo largo o corto y lo más importante, le querría o no. No importaba el tipo de mujer que el destino le había guardado, si era para él seguro que la amaría sin dudar. Si ese amor era correspondido entonces sería el más feliz de la tierra.

Intentó dejar su pensamiento afuera pero su mente vagaba a su mayor deseo una y otra vez. Ahora que la había encontrado por fin cumpliría aquella promesa. Cerraba los ojos y se veía en una pequeña cocina con suelo de madera, una mujer con una falda se arrodillaba cerca de él y reía. Entonces él también se agachaba y abría sus brazos y por primera vez, la más pura de las criaturas, daría sus primeros pasos hacía él torpemente.

Solo Tomás conocía aquella parte débil de él, su mayor deseo, un hijo con su pareja destinada. Un bebe destinado a tener dos padres que se amasen siempre y que pudiesen entregarle todo el amor del mundo. Raudel suspiró, ahora ya faltaba menos.

Mientras el avión despegaba al fin intentó desviar su mente volviendo a su infancia. No había sido fácil, él había tenido dos hermanos mayores hijos del marido de su madre. Su madre intentó fingir que él también era su hijo, pero su aspecto le delataba. Raudel era hijo de la verdadera pareja destinada de su madre, nacido de una infidelidad.

Ella era una de las mujeres con mejor casta de su manada y fue elegida para casarse con el hijo de un amigo bien posicionado del alfa. Al principio ella intentó llevarlo bien, pero no le amaba. Todo empeoró cuando ella conoció a su pareja destinada y él nació. Vio los estragos de un matrimonio infeliz, de lo que las mentiras eran capaces de hacer a los hijos y del desprecio de aquellos a los que consideraba sus hermanos y su padre.

Aquel hombre había guardado silencio cuando sospechó que Raudel no era hijo suyo. Si lo escondía bien podría tener aún a la mujer que le habían entregado. Sus hermanos siempre iban a casa de sus abuelos o sus amigos. Mientras Raudel debía esconderse y era más mimado por su madre por recordarle a aquel hombre que ella amaba.

Había sufrido mucho por una familia tan rota y soportado la idea de no ser querido por su propio padre. Hasta que un día se percató, paseando con su madre por el mercado identificó a su verdadero padre.

Era demasiado pequeño para comprender que ocurría, solo había algo dentro de él y en su olor que le indicaba que aquel hombre era su autentico padre. Como pasa con los niños, él no fue capaz de callarse y pronunció aquella palabra.

No había nadie demasiado cerca para oír a un pobre niño sobre el estruendo de un mercado, pero el rostro asustado de su madre le partió el corazón. Sin embargo lo que jamás olvidaría en su vida serán las lágrimas de aquel hombre desconocido que sonreía por ser reconocido por su hijo.

Raudel cerró los ojos con fuerza con aquella imagen clavada en el alma, amaba a su madre con todo su corazón y sabía que ella a él también. A pesar de todo aquellos ojos desconocidos tan parecidos a los suyos le habían trasmitido más amor del que jamás fue capaz de encontrar.

Al descubrir aquello Raudel no permitió más el abuso verbal de su falso padre o de sus hermanos mayores. Intentó quererlos, pero ellos no mostraban deseos de ser hermanos de un hijo bastardo.  Durante los años siguientes él se encargó de defenderse y cuidar a su madre mientras su autentico padre hacía lo que podía para estar cerca de ellos. Fue una época oscura y difícil en la que no dejaba de oír palabras dolorosas que harían a un niño llorar durante años. Los golpes también llegaban rápidamente, era mejor a él que a su madre.

Todo el mundo se enteró cuando su padre exigió a su autentica compañera y no fue bien recibido en la manada. Ellos solo deseaban ser una familia pero su manada no comprendía eso, solo tratos y poder importaban. No ayudó que su madre estuviese embarazada de su hermana, hija de su verdadero padre.

Al final, después de tres años de espera su única posibilidad había sido fugarse en aquel momento. Su hermana nació en medio del bosque gritando tan fuerte que le escucharían en los pueblos vecinos. Aquel momento de terror y felicidad era una anécdota que se guarda con recelo.

Se instalaron en otra manada y vivieron en una pequeña casa de madera. Eran miserables y pobres pero la felicidad rodeaba la casa y la mantenía indestructible. Fue difícil encajar y soportaron muchas cosas. Su anterior marido no dejó de molestarles hasta el primer cambio de Raudel, cuando se vio que sería un problema en la sucesión.

Raudel se frotó la frente, su vida fue de problema a problema. Su lobo no ayudó en nada pero a pesar de todo vivió feliz con su familia y sus siguientes cuatro hermanos. Lamentó profundamente tener que marcharse justo cuando su hermana pequeña cumplía los tres años.

Apenas recibía cartas o llamadas telefónicas para que no constase como una conspiración contra el alfa. Si alguien creía que sus padres intentarían usar a Raudel para ocupar el lugar de honor en la manada, lo que les daría una vida muchísimo mejor, se verían nuevamente solos y desamparados. Nadiah, su segunda hermana, había encontrado su compañero a los quince en la misma manada. Actualmente tenían tres hijos y sería injusto separarles de su familia. La solución más fácil había sido aquella, solo tenía que irse el que sobraba.

Guardaba con recelo las fotos de sus hermanos y sus sobrinos. A pensar de que casi nunca las miraba para intentar apartar la soledad. Sin embargo fue muy feliz cuando pudo decirle a su familia en la última llamada que había encontrado un sitio. Hacía tiempo que les había dicho sobre su lugar en la manada y que estaba bien así. Tenía amigos y respeto pero ahora tenía el calor de lo autentico. Rió al recordar como su hermano, el tercero, se había preocupado al pensar que él se había enamorado de Tomás y no podía tenerlo. No se había reído tanto desde hacía meses aquel día.

Y ahora por fin estaba a punto de encontrar a su otra mitad. Su familia dejaría de lamentarse por él, al fin sabría de primera mano lo que era enamorarse y conseguiría reunir a su familia.

El avión marcó su aterrizaje con el típico bote de las ruedas contra el asfalto y el frenazo. Echó un vistazo por la ventanilla y exhaló en anticipación.

Como pasaba siempre, nada más levantarse la cola del pasillo se detuvo para dejarle pasar. Un vistazo al que la había parado y pudo ver su intimidación y su nuez al moverse tras tragar. Educadamente dio las gracias y salió.

Lo peor de los aviones es que son una mierda de latas de sardinas, casi siempre tenía que comprar dos billetes para usar el otro asiento para sus piernas. El pasillo era una tortura, caminar de lado y agachado. Solo con salir por la puerta se sintió libre a pesar de estar todavía en el pasillo. Rotó sus hombros y su cuello, su altura y envergadura realmente eran una molestia casi siempre. No era de los más altos de la manada, más o menos medía lo que Darrick, un metro ochenta y pico. Sin embargo era el de los hombros más anchos, su constitución robusta era todo músculo. No era del tipo de esos que van a exhibiciones para que vean el tamaño de sus músculos, pero era grande de por si.

Pies en tierra se dirigió al hotel donde le esperaban para encontrarse con sus amigos. Una vez dentro se aseguró de que su reserva no estuviese cerca de la de los demás. Prefería prevenir sobre la insonorización del edificio, por alguna razón los lobos y sobretodo sus parejas no eran demasiado silenciosos en el sexo.

Miró la habitación pensando en el desperdicio de dinero que era. Él había sido pobre toda su vida y peor cuando se quedó solo. A pesar de que ahora tenía un sitio fijo y ganaba un buen dinero seguía siendo ahorrador para poder mandarle la mayoría a su familia y lo otro guardarlo por si había una urgencia.

Se echó en la cama y examinó por Internet las críticas y opiniones sobre el lugar donde trabajaba su pareja. Era un sitio pequeño pero al parecer hacían una buena comida para llevar.