Hola a todos mis dulces!!!
Que tal les ha ido desde la última vez que nos vimos? Yo no avanzo
nada estoy muy atascada.
También decir que por ahora me comen los nervios, al fin
hice un examen que tenía pendiente esta semana y hasta la que viene no sé los
resultados, así que estoy súper nerviosa. Así que este mes solo encendí el portátil
para estudiar (y parece que no fue suficiente T.T)
Pero no os preocupéis, sigo aquí! A pesar de que esta semana
pasada mientras paseaba a los perros de la protectora por el río uno de ellos
me hiciese resbalar, caer mal, y dislocarme un hombro un poquito… con lo que
dolió no quiero saber lo que se siente cuando lo dislocas entero T.T miedito. En
serio la semana pasada se juntó todo, no me he abierto la cabeza por que el
diablo no lo quiso… aún.
Para desquitarme, e intentar deshacer mi desbloqueo, he
escrito una pequeñita historia. Espero que os guste, ya me diréis si queréis
continuación o no jejeje. Un beso!!! Os seguiré contando!
Luis.
El instituto era un sitio
aburrido. Podía pasarse el día entero mirando por la ventana ignorando
completamente a los profesores, y ninguno osaba llamarle la atención por que
sabían que siempre respondería perfectamente a cada una de sus preguntas.
Se quitó las gafas y se puso a
limpiarlas por mero entretenimiento echando un vistazo a su alrededor
fingiendo, como siempre que sin ellas no podía ver nada. Podía sentir un par de
miradas sobre él. Era el chico raro desde hacía tres años. Respondía siempre
sin contenerse y eso no agradaba demasiado a sus compañeros, todos ellos decían
que él se creía mejor y no estaban tan lejos de la verdad.
Luis miró de reojo a uno de sus
compañeros en una fila a la derecha y más adelante que él. El grupo de amigos
que le rodeaba siempre se metía en líos y disfrutaban acosándole por los
pasillos y en los descansos.
Mientras se encaminaba hacia la
biblioteca para estudiar y hacer sus preciados esquemas, el grupo formado por
Alberto y Julián de otra clase, junto con Antonio, Saúl y Marcos de su misma
clase golpearon sus libros para que cayesen al suelo mientras pasaban a su
lado. Cuando bufó en cansancio por la misma broma de todos los días el coro de
hienas llenó el pasillo. Al agacharse para recoger su material pudo ver como Marcos
y Julián aun le seguían mirando, uno de ellos riéndose.
Día tras día el grupo de siempre se divertía
molestándole y ya estaba tan acostumbrado que ya no se inmutaba siquiera, lo
que molestaba mucho a sus acosadores. Las bromas y abusos a veces iban a más al
no encontrar reacción y se encontraba con un puñetazo en las costillas, una
zancadilla o pinchazos en la espalda con bolígrafos o porta minas.
A pesar de todo no era la victima
que todos creían, cuando el grupo estaba unido se divertían y bromeaban a su
costa, pero en el momento que se encontraban a solas todos temían a Luis. Él
sabía esperar y devolver sus venganzas de forma silenciosa acompañándolas
siempre de una sonrisa de suficiencia para remarcar que había sido él el
causante. Tarde o temprano se detendrían ya que la ansiedad de sus venganzas
hacía que las bromas fuesen más infantiles y menos dañinas cada vez.
Luis recorría su camino a casa
todas las tardes tras sus clases atravesando un par de parques y unas cuantas
calles. Era muy tranquilo y eso le ayudaba a no tener que mantener nunca una
conversación con algún otro alumno al no tener la necesidad de ir acompañado.
Conocía tanto el camino que era capaz de recorrerlo mientras repasaba sus
apuntes o leía un libro sin chocarse contra nada.
Desde hacía un par de días tenía
la sensación de que alguien le seguía pero por mucho que esperase o escuchase
atentamente no conseguía captar a su perseguidor, así que lo achacó a la
costumbre de tener a alguien listo para meterse con él. Por eso no le sorprendió
mucho cuando un hombre salió por un lado de la calle y lo empujó para
arrastrarlo hasta un callejón.
Tropezó con una lata vacía y
calló al suelo mirando a su atacante, llevaba una sudadera con capucha con una
bufanda tapándole media cara y unas gafas de esquí que no dejaban ver sus ojos.
El hombre se lanzó sobre él golpeándole cuando intentó resistirse. Consiguió
sacarle la mochila y inmovilizarlo sentándose sobre su pecho tirando de su pelo
hacia atrás. Vio como se abría la abultada bragueta y sacaba su miembro oscuro
y excitado. Luis gruñó e intentó retorcerse mientras apretaba los dientes
intentando soltar su cabeza. Un fuerte golpe contra el suelo le hizo detenerse
y mirar a su agresor.
-Chupa.- La voz jadeante y la
mano que tiraba de él no le dejaron otra alternativa.
Pensando en que eso era lo peor
que podía pasarle intentó una vez más empujar al hombre pero solo consiguió más
golpes, así que al final abrió la boca. El pene entró demasiado rápido al
principio provocándole nauseas y tos. El hombre susurró una disculpa y luego lo
hizo más lentamente. Luis solo tuvo que relajar su garganta y acordarse de
respirar.
Cuando el esperma llenó su
garganta fue liberado. Se giró hacia un lado intentado escupirlo todo y
deseando que su agresor ya se hubiese ido cuando sintió el ruido del cinturón
al salirse del vaquero. No pudo ni girarse antes de encontrarse con las manos
atadas a la espalda y los pantalones a medio bajar.
Volvió a intentar resistirse pero
gritar solo le sirvió para que le callasen metiéndole su propia ropa interior
en la boca. Retorciéndose como un gusano intentaba apartarse de las manos que
le tocaban consiguiendo una fuerte nalgada que dejaría marca. Un líquido
caliente se derramó entre sus nalgas haciéndole estremecer y tensarse.
Los gruñidos de su asaltante
resonaban en el callejón mientras uno de sus dedos abría el trasero de Luis
para lo que seguiría. Podía sentir la jadeante respiración y los labios de su
agresor recorrer su columna mientras añadía otro dedo. Todo su cuerpo había
sido tocado cuando la boca llegó a su oreja dándole tiempo de deshacerse de su
mordaza. Cuando sintió como chupaban su lóbulo y el roce del pene en su culo
intentó pedir que parase una vez más.
-Po-por favor…- Sin embargo en
vez de detenerse el agresor tomó aquello como una invitación.
Invadiéndole de una sola estocada
le arrancó un grito de dolor provocando que se arqueara golpeando al hombre quitando
las gafas de su sitio. Eso no le detuvo, comenzó a moverse más y más rápido.
Luis intentó mirar la cara de su agresor pero este le agarró la cabeza con la
mano y se la clavó en el suelo mientras entraba y salía sin piedad de su
interior. Podía escuchar como aquel hombre jadeaba su nombre y sintió el semen
caliente llenarle y gotear de su trasero cuando se apartó de él.
Jadeante en el suelo preguntó por
que le había echo aquello y su agresor silencioso le desató y le pidió
disculpas antes de irse corriendo y dejarle allí abandonado.
A los dos días cuando Luis volvió
al instituto aún tenía el moratón y los arañazos en un lado de su cara tras el
golpe contra el suelo. La gente le veía y se apartaban para cuchichear por lo
bajo sobre que le habría pasado. Como siempre los acosadores de Luis no
desaprovecharon la ocasión para hacer más notables sus insultos y burlas sin
obtener ningún tipo de reacción por parte de él.
Aquel día había entrenamiento por
la tarde haciendo que el instituto se llenase del ruido de los silbatos y de
los jóvenes al correr y gritar. Mientras tanto en los vestuarios fue sencillo
abrir uno de los casilleros y dejar allí una pequeña sorpresa.
Cuando todos los chicos volvieron
para cambiarse entre bromas hacia las duchas, uno de los últimos de siempre se
disponía a vestirse para marcharse cuando encontró algo en su taquilla
cerrándola de golpe.
Sus compañeros preguntaron que
ocurría y restándole importancia les pidió que se marchasen sin él. Al quedarse
a solas abrió lentamente la taquilla como si esta fuera a devorarle y miró de
nuevo en su interior.
Allí en el cordón de su zapatilla
había atado un condón con esperma dentro en una clara amenaza. Con el corazón
latiendo furiosamente escuchó el ensordecedor chirrido de la puerta cuando
alguien entró lentamente y se apoyó en la columna. No le hizo falta mirar para
saber quien era y sin embargo no pudo evitar girarse un poco.
Luis sonrió mientras veía a su
presa tan blanco como los azulejos de las paredes apenas cubierto por los
calzoncillos, los pantalones sin abrochar y su pelo goteando sobre sus hombros.
Ni si quiera había soltado aún la puerta de su taquilla.
-Tenemos algo pendiente tu y yo,
¿Verdad, Marcos?- El chico cayó sentado en el asiento al oír su nombre y tragó
duramente.
Luis caminó hasta él viendo como
comenzaba a temblar y alargó su mano para tocar la pequeña marca que tapaba su
pelo dejada por las gafas de ski tras el golpe. Marcos soltó aire de forma
ahogada haciendo que Luis sonriera aún más y agarrase un mechón de su pelo.
-Ahora ¿Qué debería hacer
contigo? – Marcos jadeó aterrorizado mientras su piel se ponía de gallina.
Prrrrur~~ yo quiero saber más *^* Piñita!
ResponderEliminarsiempre me gusta leer lo que escribes!!! vas a seguir con manada Hati? es mi preferida ya se que es mucho pedir pero me gustaría saber más del trío original son mis preferidos gracias besos
ResponderEliminarHolaaaaa me eencantoooo!!! gracias por compartirloo con nosotros!! que andes mejor!! te mando un abrazoo gigante desde aca!!!! besoss!!
ResponderEliminarA mí me ha gustado y me gustaría que la continuaras. Cuídate
ResponderEliminarBesos
Hola, te he encontrado por el listado de autores de HOMOEPUB, esa pequeña historia es genial, ójala la conviertas en una mas larga. Gracias.
ResponderEliminarO.O si que es de temer Luis!!! habrá continuación? gracias Death, besosss
ResponderEliminarque historia!! me atrapo por completo!la vas a continuar o es una historia corta?gracias por compartir.
ResponderEliminarBueno, no sabía si gustaría o no, así que había dejado la opción de una continuación según gustase o no. Pero por lo que veo habrá una XD
ResponderEliminarMe encanta!!!!!te atrapa desde el primer momento,porfa conti..... gracias por el capítulo,besos!!!!
ResponderEliminarLa verdad es que Luis da miedo, ese control asusta, pero quizá por eso y por su introversión también atrae. Del que de momento no puedo decir nada es de Marcos, me desconcierta bastante. Sigue porfa.
ResponderEliminarComo es un relato??? o tendrá más capitulos.
ResponderEliminarQue bueno, como puede un chico como Marcos hacer todo eso
ni uso condón.
Me gusto mucho. Besos y gracias por compartir. Besos
Me a gustado, gran historia!
ResponderEliminarMe encanto la historia, ojala la sigas...muchas gracias besos
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