Tal como el título dice es el cumple de mi querida y
amadisima Firichuuuuuuu y como soy pobre he decidido regalarle una historia
sobre su princesa Disney favorita al estilo de la de Ariel, lamentablemente
como mi hombro se ha vuelto a estropear he tardado mucho pero al fin puedo ponerlo
aquí ya que a ella le ha llegado el original escrito a mano.
¿Y cual es su princesa preferida preguntareis? Ni más ni
menos que LA BELLA DURMIENTE… pero como yo creo que la pobre mujer no hace
demasiado en la historia he preferido inspirarme en la historia de Malefica,
que me parece que tiene más chicha y mola más! Asi que! Ahí va mi versión del
cuento!
Había una vez, en un país muy antiguo, junto a un reino de
montaña un rey traicionó a un brujo hada. Usó sus sentimientos para poder
conseguir poder e influencia. Para llegar a rey entregó las alas y la cola del
brujo mintiéndoles a todos al anunciar su muerte.
Lo que ocurrió realmente fue una gran traición, el hombre
habría abrazado al brujo y susurrado a su oído promesas de amor tras ofrecerle
un té. El brujo despertó al día siguiente sumido en el dolor de su cuerpo y la
sangre cubriendo su piel con un cuchillo enterrado en su pecho.
El grito de su lamento estremeció al bosque, este como un
animal herido se refugió rodeándose de zarzas rechazando la entrada de humanos.
Avergonzado, el brujo escondió su cuerpo bajo una gran túnica negra, solo sus
cuernos le diferenciaban ahora de un humano.
Un año después en el reino se celebró el nacimiento del
primogénito del rey. Una gran fiesta en la que todos fueron invitados, o casi.
Cuando el bruj apareció el reino enmudeció y este se acercó al recién nacido
con sus ojos clavados en el rey. Mientras, la reina exigía saber quien era, el
brujo sonrió y le contó quien era él para el rey. Al terminar su relato soltó
una sonora carcajada por la mirada de la mujer hacia su esposo, por lo que sin
problemas puso la mano sobre el rostro del bebé y ante todos entregó “su
regalo”
“… y al los diecisiete con una aguja te pincharas y el reino
entero en un sueño de cien años se sumirá…”
El bebé sonrió ignorante ante el grito aterrorizado de
quienes le rodeaban. Sin embargo el brujo miró la pequeña carita y tuvo piedad.
Al marcharse una de sus hadas anunció otro trozo del hechizo.
“.. con un beso de amor verdadero despertarás y la maldición
romperás.”
La indignación invadió el palacio y a pesar de inventar una
excusa del por que la maldición, en la casa real se sintió la presión. Mientras
el pequeño recién nacido alzaba sus
manos para recibir el amor de sus padres.
Pasaron los primeros diez años y el brujo recordó su
maldición, miró a su exclavo y amante desnudo a su lado y le preguntó por si
conocía la historia del niño. El cuervo convertido en hombre había sido herido
en los jardines de palacio y luego voló al bosque en busco de refugio. Negó,
nadie recordaba ya la maldición, quizás el brujo se equivocaba de palacio.
Extrañad apresuró al ave para investigar. Fastidiado por
tener que volver junto a los humanos cambió a cuervo y voló hasta las
ventanales del palacio en busca del
niño. Sin embargo no encontró un príncipe, encontró dos. Un niño de unos tres años y una niña de dos.
Buscó pero no encontró a nadie que entrase en la descripción del niño de la
maldición. Decidido a volver para informar a su amo vio a un criado que llevaba
una bandeja con poca comida hacia un lado alejado del palacio. Curioso, voló
por el lado de las ventanas y llegó hasta la torre más alejada y vieja del
palacio. Subió a lo mas alto y se paró en la ventana, el cuarto era pequeño,
había una cama, una alfombra vieja, una estantería y un pequeño escritorio.
La puerta se abrió del golpe assutando al ave, un soldado
traía a un joven del brazo y le empujó adentro. El rey estaba detrás y ordenaba
al niño guardar silencio. El cuervo escuchó escondido, el rey explicaba que no debía acercarse de nuevo a los otros
dos jóvenes, al parecer el niño había vivido lejos de ser un príncipe, había
sido criado por la gente del servicio que no había estado muy feliz de cargar
con el niño maldito. Por ello a partir de ese momento viviria en la torre hasta
que cumpliese los dieciocho tenía
prohibido salir. Tras decir aquello se marcharon cerrando la puerta y dejando
al pobre niño llorando y golpeando la puerta diciendo que aquello no era culpa
suya.
Cuando regresó al bosque contó lo sucedido al brujo, este
realmente ofendido ordenó al cuervo seguir observando el palacio. Durante los
siguientes años el cuervo vió como el joven pasaba sus días en la torre, bajaba
para alguna celebración, presentación, reunión o fiesta pero siempre permanecía
aislado y solo. Los adultos murmuraban y prohíban a los niños acercarse a él.
El colmo llegó cuando el chico intentó hablar con uno de sus
hermanos, ni siquiera había puesto una mano sobre su hombre cuando su madre le
golpeó y le apartó del otro como si fuese a contagiarle la lepra. Fue entonces
cuando el niño fue encerrado en la torre
para no salir.
El cuervo estaba molesto, tras su seguimiento a lo largo de
los años había visto como el niño era rechazado, repudiado, abandonado e
insultado. El día de hoy de nuevo, nadie estaría a su lado por su cumpleaños.
Se acercó a la ventana y lo vio en el suelo abrazando sus rodillas con un
rostro lleno de pena. Saltó al interior y miró al sorprendido chico, tras un
largo silencio le graznó “Feliz cumpleaños” y el niño se asustó.
La vida del joven príncipe mejoró, su amigo le enseñaba y le
contaba cosas sobre el mundo exterior. Le obligaba a estudiar, ha hacer tareas
y a divertirse. Al cavo de los meses el ave le mostró su forma humana y le
habló del hada que le había cuidado y del bosque encantado al otro lado de los
zarzales. El joven estaba entusiasmado y apreciaba todos los regalos que el
cuervo le traía, lo que él no sabía es que el cuervo no solía recolectar fruta
y no se metía en el agua para buscar piedras tan hermosas como joyas.
Una noche mientras el cuervo picoteaba algo tras servir a su
amo entregó su reporte sobre el muchacho, este le preguntó por su condición. El
cuervo afirmó que el chico estaba bien y ansioso por sus visitas pero la comida
era cada vez más escasa y su cuerpo cada vez era más débil. El brujo estaba
molesto por la forma que tenían los reyes por librarse de la maldición. Fue
entonces cuando le permitió traer al joven al bosque durante unas horas por
primera vez. Cuando el ave se lo contó al chico este estaba emocionado, sin
embargo le asustó la forma en la que quería sacarle de la torre, por la
ventana. Gritó pero de su boca no salió ningún sonido cuando un enorme ave surcó el cielo con él en una de sus patas.
El tiempo pasó de nuevo y el joven se familiarizó
rápidamente con el bosque, un día se encontró una criatura vestida de negro y
con cuernos que se acicalaba en el río. El chico preguntó por que aquel fauno
no tenía pelo como el resto y el cuerpo comenzó a reírse tan fuerte que lloró
hasta que una ola los mojó a ambos. El ave aún reía cuando presentó al hada que
le dio el poder de cambiar. El chico le vio salir del río y admitió que era
hermoso a pesar de su ceño fruncido, lo que sorprendió al hada e hizo reír aún
más al cuervo.
Los días avanzaban más deprisa que en toda la vida del
príncipe. Aprendía todos los días del hada que se negaba a darle su nombre y el
cuervo. En su cumpleaños numero dieciséis el joven esperaba impaciente en su
torre, ese día tendría una gran fiesta en el bosque y acudirían muchas
criaturas de las que se había hecho amigo. Le hada haría un pastel aunque no
admitiría haber sido él. El cuervo esperaba en la ventana cuando el rey
apareció, siempre venía a comprobarlo ese día ya que quedaba cada vez menos
para la hora de la maldición. El hombre parecía disgustado de verlo con vida y
tan saludable, lo que molestaba muchísimo al cuervo. El joven no guardaba ya
ningún respeto por su padre y al ver su actitud hizo algo que jamás creyó
posible, se enfrentó al rey. Sorprendido
no dudó en amenazarle pero el joven era más rápido y enseguida respondió, la maldición
era culpa suya, todo era culpa suya. Había intentado matarle, sabía que sus
padres no le amaban, el Prince sonrió a su furioso rey y con todo su desprecio
reunido le confesó que esperaba que el día legase pronto y todos sufriesen el
castigo que merecían.
El rey entró en cólera y comenzó a golpear, a pesar de ser
más joven los anillos del hombre dolía mucho. El cuervo intentó intervenir pero
en su forma de ave fue golpeado contra el muro, presa del pánico llamó a su
brujo.
El monarca limpiaba sus anillos mientras caminaba en
dirección al salón en donde estaba su familia, al verle la mujer arrugó la
nariz al saber de dónde venía. Su plan para deshacerse del maldito no había
funcionado, el chico no quería morirse, quizás esta vez lo conseguiría. Miró a
sus otros dos hijos y suspiró, aun tenía herederos. Sabía que nadie preguntaría
jamás sobre el primer príncipe, hacía años que nadie le veía a pesar de los
rumores sobre el durmiente de la torre.
La puerta del salón se desencajó y se clavó en la pared contraria,
el brujo entró furioso al cuarto y se deshizo de los guardias. Avanzó hacia el
hombre y le acusó de intentar asesinar al chico durante años, sin embargo le
aseguró que no se libraría de la maldición, la gente sabría que clase de rey
tenía. Miró a los otros dos hijos y se burló, se habían desecho de uno por que
ya tenía un remplazo, luego miró a la niña y se rió “ ¿Acaso piensas que no te
usará para obtener poder?” la casarían con más beneficio ofreciera, quisiera o
no. Si ella no lo hacía probablemente también sería echada o substituida. La
mujer le mandó callar pero la niña ya albergaba dudas en su corazón . Se había
desecho de un hijo ¿Por qué no de dos?
Para terminar miró a ambos, los reyes y se rió de ellos en
sus caras, la maldición era muy sencilla de romper, solo necesitaban un beso de
alguien que le amara y él amase. Ellos habían desechado la opción más sencilla,
el amor de un padre o un hermano y ahora no habría nadie en el reino capaz d
despertar al muchacho de la maldición en su próximo cumpleaños.
Furioso salió de la sala y ante la mirada de todos hizo un
gesto hacia la torre, de ella apreció un gran cuervo destrozando la torre y en
sus garras llevaba el cuerpo del príncipe durmiente. De voz en grito el brujo
anunció como, por segunda vez, la familia real les había condenado.
En la cabaña del brujo hada el príncipe despertó, dolido,
sobre una cama de pieles. El hombre cuervo sentado a su lado sonrió y anunció
su despertar. El hada se asomó con un cuenco entre sus manos y le obligó a beber
y a descansar. Los siguientes días fue cuidado por ambos a pesar de que uno de
ellos fingía una gran molestia. Los primeros pasos se sintieron bien de nuevo
en el bosque, un hada enfadada le gritó que era demasiado pronto pero le ignoró
y se dejó caer en la hierba. Los días pasaban tranquilos en el bosque, felices,
el príncipe no se separaba del cuervo y el hada. Había visto como interactuaban
entre ellos durante los últimos años, amo y sirviente pero les había cazado en
alguna ocasión, sin embargo desde que él empezó a vivir con ellos parecía que
volvían a ser solo compañeros.
Un día mientras cocinaba atrapó al hada por la espalda, no
le gustaba que supiese que era él quien cocinaba sus platos favoritos. Estaba
molesto y protestó incluso tras el beso en su mejilla, el príncipe colocó el
mentón sobre su hombro confesándole, por primera vez, que él sabía quien era el
brujo que le maldijo. Se paralizó, no solo por los brazos que le sostenían si
no por el tiempo que le joven tendría habría descubierto la verdad, sin embargo
el príncipe sonrió y admitió que era realmente feliz por estar allí a su lado
antes de marcharse tarareando una canción el joven ignoró la fuerza de sus
palabras ni de sus acciones.
El brujo miró al cuervo que le miraba con una sonrisa ladina
en el rostro. Aquella fue la primer anoche que el brujo intentó romper su
maldición, no fue la última.
El tiempo corría y el brujo obligaba al cuervo a que llevase
al joven a conocer todas las personas posibles, del bosque o de la ciudad.
Alguien tenía que amar al príncipe. Sin embargo el joven parecía molesto por
salir del bosque y en ocasiones se negaba a encontrarse con nadie más.
Una noche el joven abrió los ojos mientras dormía, un
estruendo lo había despertado, el brujo blasfemaba mientras pasaba una mano
sobre su rostro. El cuervo le sostenía y suspiraba buscando que se calmase y
que dejase de intentarlo, no iba a conseguir cambiarlo. El brujo chistó
bufando, una de sus manos temblaba y estaba más pálido de lo normal “!Tengo que
pararlo¡” decía “ no es justo, él no se merece esto” repetía. El joven sonrío
en sueños y cerró los ojos de nuevo escuchando como el brujo urgía al cuervo
para que buscase a alguien más para amarle. Prohibiría cualquier objeto
metálico punzante en el bosque, pero entonces quizás las espinas servirían como
agujas…
El tiempo se acabó demasiado rápido, solo quedaba un día y
medio más antes de su cumpleaños, el brujo, decaído fue a buscarle a su cama
para hablar con él pero estaba vacía. Buscó al joven por los alrededores y
luego al cuervo que tampoco sabía sobre el chico, solo habían estado hablando
hasta altas horas “quizás” pensó el cuervo “solo ha izo a dar un paseo y
pensar, volverá más tarde”
Sin embargo el príncipe estaba lejos, cruzaba el bosque en
dirección al palacio y no pensaba detenerse. Con una capa y un pequeño bolsillo
fue directo ha hacer aquello para lo que había nacido. La noche anterior a su
cumpleaños tenía todo lo que necesitaba para su venganza. Consiguió colarse en
el palacio y con el sello de su familia en un anillo que el cuervo había robado
para él, fue fácil entrar. Con precaución fue a la sala de trofeos dónde
encontró lo que buscaba. Al amanecer estaba listo para hacer su cometido. Sabía
que el pueblo se reuniría en el palacio para preguntarle al rey sobre la
maldición. Esperó paciente entre el público a que se llenase la sala y la
familia real apareciese. Escuchó su discurso anunciando que estaban a salvo, el
príncipe maldito no estaba con ellos, habían roto la maldición. Cuando los
vítores empezaron avanzó entre la gente, pasando por le lado de los guardias
mostrándoles el escudo de su anillo al pasar dejándolos helados y clavados al
suelo por el miedo.
Ante la mirada curiosa del pueblo el joven dejó una caja en
el suelo y se quitó la capa mostrando una gran sonrisa. Alzó la mano y en esta,
agarrado a un soporte alrededor de su dedo, una aguja brillaba amenazante. El
palacio enmudeció y el príncipe clavó su mirada en el rey. Delante de todos le
acusó de su traición al brujo para subir al trono, de cómo había intentado
matarle de hambre y luego a golpes, de cómo mentía al pueblo para seguir siendo
el rey. El hombre se alzó furioso, pero un pulgar sobre la aguja le hizo parar.
Le gritó sobre lo estúpido que era se condenaría a la maldición solo para castigarle..
el príncipe sonrió. El silencio de aquella confesión fue rota por el sonido de
un aleteo, el cuervo llegó a su lado y le apresuró a dejar todo aquello y
volver al bosque en dónde el hada le estaba buscando. El príncipe sonrió con
carió y tristeza y entregó la caja al cuervo, curioso, el ave bajó la mirada y
fue cuando el chico se despidió clavando su dedo contra el filo de la aguja.
El tiempo se paró mientras el príncipe durmiente caía al
suelo, una pequeña ola de aire se extendió en círculo y golpeó a todos los
presentes, quisieron huir pero sus pies ya estaban congelados en el tiempo. El
cuervo tomó la caja y voló al bosque, en la frontera en donde le brujo retiraba
las zarzas para salir a buscar al príncipe. Cuando vio el cuervo volver solo
temió lo que había ocurrido. Al abrir la caja y allí encontró sus alas y su
colmatadas con lazos negros junto a un viejo medallón colgando del lazo. Aquel
colgante había sido el regalo de amor del rey, ahora no parecía hermoso si no
más bien algo venenoso y podrido. Arrancó el collar y lo destrozó entre sus
dedos, una caricia y sus alas volvieron a la vida junto a su cola. Era
agradable volver a sentir su cuerpo completo.
En palacio la gente ya estaba congelada por encima de sus rodillas mientras lloraban e insultaban al rey. Al abrirse las puertas el brujo entró esta vez sin su túnica, ahora lucía ropa cómoda, pantalones mostrando su cola y sus alas a modo de capa. Se acercó al príncipe y acarició su rostro colocándolo más cómodo y ordenando al cuervo que lo cargase en brazos. Se acercó al rey y se paró a su lado sonriendo. Con su cola le abofeteó hasta aburrirse, “la echaba realmente de menos ¿recuerdas lo que podía hacer con ella?” la cola acarició el cuello del rey hasta su pecho, se apartó y de golpe clavó la punta de esta en su abdomen como un puñal. El brujo rió y luego le contó a todos como estarían dormidos, junto al bello durmiente mientras él y su familia permanecían conscientes todo el tiempo. Abandonó la sala y el cuervo le siguió hasta un dormitorio limpio y con un hermoso balcón. Dejaron al bello durmiente sobre la cama, el brujo se sentó a su lado y apartó el pelo de su mejilla, miró al cuervo y le ordena buscar a todos los que el joven había conocido en el bosque, alguien tendría que amarle.
Las semanas pasaban y el brujo venía todos los días a verle,
le traía flores nuevas y buscaba posibles amores pero pronto se terminaron. Un
día, desesperado obligó al cuervo a besarle, el ave negó pero el brujo sabía
que si alguien amaba al cuervo sería el niño, ambos habían pasado muchas cosas
juntos y habían compartido momentos, seguro que el niño también le amaba.
Suspiró y se acercó besando al chico y los dos esperaron impacientes, pero el bello durmiente se negaba a madrugar antes de sus cien años.
Suspiró y se acercó besando al chico y los dos esperaron impacientes, pero el bello durmiente se negaba a madrugar antes de sus cien años.
El brujo, culpable iba cada vez menos a ver al príncipe,
buscaba una forma de traerle de vuelta sin éxito. Eso no le impedía ir a
torturar a los reyes, pronto se cumpliría el primer año desde que el joven
había caído en su sueño. El brujo y el cuerpo fueron a desearle feliz
cumpleaños antes de irse. El ave cambió
permaneció en el balcón esperando al brujo.
Podía ver el dolor en los ojos de su amo cada vez que miraba
el palacio, no podía esconderlo cuando lo miraba a él. El brujo acarició sus
mejillas de nuevo comprobando su calor, asegurándose de que seguía ahí a pesar
del tiempo, por millonesima vez se disculpó con él, a pesar de que el joven le
había perdonazo hace tiempo y había hecho aquello por propia voluntad.
Contempló su rostro
una última vez dispuesto a marcharse en busca de una cura y no regresar hasta
le próximo cumpleaños, no se detendría, su magia tendría que tener algún punto
débil, algo que le ayudaría a romper su maldición… si no… esperaría noventa y
nueve años más para volver a verle. Juntó sus frentes y le deseó felices sueños
antes de, inconscientemente, besar su frente. Sorprendido por su propio acto
pasó la mano intentando borrar lo que había hecho sin comprender todavía por
que el beso del cuervo no había servido, no había en el mundo quien el joven
pudiese amar más cuyos sentimientos fuesen iguales.
Mientras se alzaba y desplegaba las alas sintió un pequeño
golpe de aíre contra su rostro que le trajo un olor antiguo. Miró a su espalda
y vio una pequeña hoja atrapada contra el cuello del niño. La retiró con
cuidado asegurándose de que no había ninguna otra mancha y al alzar la vista
vio unos ojos clavarse en los suyos. Al principio creyó que solo eran
alucinaciones suyas por la culpabilidad y el anhelo, pero unos brazos rodearon
de pronto su cuello sorprendiéndole y tirandole sobre la cama recibiendo un
autentico beso por primera vez.
El bello durmiente, sonriendo le preguntó al brujo “¿han pasado los cien años o al fin te has dado cuenta?” sorprendió el brujo comprendió sus palabras y molesto tiró de la oreja del joven mientras este llenaba el palacio de vida con su risa.
El bello durmiente, sonriendo le preguntó al brujo “¿han pasado los cien años o al fin te has dado cuenta?” sorprendió el brujo comprendió sus palabras y molesto tiró de la oreja del joven mientras este llenaba el palacio de vida con su risa.
….El brujo abrazó al joven príncipe y mientras el reino se
despertaba miró aquellos ojos comprendiendo por primera vez lo que era
realmente el amor. Abrazó al chico por la cintura y juntos volaron hacia el
bosque en dónde elegirían el próximo destino del chico mientras dejaban al
palacio despertar con el paso de los días, ahora tenían un tiempo que
recuperar.
TE QUIERO MUCHO MI PIÑAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!! ;O;!!!!!
ResponderEliminarHolaaa me encantoooo gracias Death!!!!
ResponderEliminarFeliz cumpleee Firichuuuuuuu que estes pasandoo un hermoso dia! mis mejores deseos para ti!
Es muy bonita gracias por compartirla
ResponderEliminarLinda historia, gracias por compartirla con todos.
ResponderEliminarQue Bonita historia, muchas gracias por compartirla Ela y espero que te encuentres muy bien saludos y besos
ResponderEliminarque pases una feliz navidad en familia, un abrazo y beso desde la distancia, bye
ResponderEliminarGracias por seguir aqui y feliz navidad también
EliminarFELIZ NAVIDADD QUE LO HAYAS PASADOOO SUPER BIENN!!!!!
ResponderEliminarMIS MEJORES DESEOS!!!!!!!
BESOS!!!
Feliz navidad espero que te guste la historia corta nueva
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